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Tejer con el corazón: Margarita Ibañez y el compromiso con la conservación

Margarita Ibañez revolucionó su vida a través de su pasión por el tejido. Nació y creció en El Impenetrable, en el Paraje Pozo El Miranda, donde de vez en cuando tejía peleros (una pieza que se coloca entre el animal y la montura) para que su marido montara a caballo hasta que, mediante el programa Emprendedores por Naturaleza, conoció nuevos marcadores (guías que se utilizan para seguir un motivo) y entonces comenzó a tejer, con una mirada innovadora, tapices inspirados en la vida silvestre del lugar. 

 

Estos nuevos marcadores le permiten a Margarita difundir, a través de sus tejidos, la vida silvestre del lugar donde nació y se crió y así contribuir a su conservación. Siente una gran pasión por la vida silvestre y quiere que el resto de las personas conozcan la diversidad de la fauna y la flora de esta región.

 

“Son muchas las cosas que tiene el Chaco, muchos pajaritos. Tenemos de todo, es muy lindo y muy rico”.

Para teñir sus artesanías, Margarita utiliza distintas plantas del monte en un proceso que le otorga a los tejidos un singular y destacado color intenso. Al realizar este proceso de teñido los tapices cargan con un valor agregado que los hace únicos: la combinación de la tinta de los palos —como le dice Maragarita a los árboles— y este proceso de teñido natural confiere a cada pieza un aspecto vistoso y un toque personal.

 

Al hacer sus tapices con estos elementos ella no solo crea productos únicos y hermosos sino que también contribuye al cuidado del ambiente y promueve una economía más justa y equitativa para toda la vida del monte.

 

“Soy la única que tinta con la coca y la ceniza; no sé de dónde saqué esta técnica, debe ser de tantos años de tejer. Salió un color muy fuerte, con el que se puede tejer el matico.” El matico es un ave característica del monte y la sabana chaqueñas de Chaco, Formosa, Salta y Jujuy. 

 

“Yo soy tejedora desde chica, empecé a tejer y tejer, y me encantó. Me gusta tejer, me gusta, y ahora me gusta más porque tengo la oportunidad de vender los tejidos, antes tejía y no vendía nada”.

Además de ser una gran tejedora, Margarita es una mujer dedicada a su familia. Ella vive con su esposo e hijos y se encarga de cuidarlos con amor y dedicación. Es una mujer fuerte y trabajadora que siempre ha buscado lo mejor, tanto para su hogar como para la naturaleza.

 

Antes, Margarita y su familia dependían de la venta de animales para obtener ingresos, pero esto les resultaba muy difícil y costoso. Hoy en día, Margarita ha logrado vender sus artesanías en todo el país, lo que les ha brindado una fuente de ingresos más estable y sostenible.

 

Apoyar a los emprendedores regionales es un paso crucial para el éxito del desarrollo de una economía local y restaurativa. Cuando un visitante, o un cliente que adquiere productos a través de la plataforma digital, elige a un emprendedor por naturaleza está fomentando el desarrollo de la comunidad y la creación de puestos de trabajo significativo.

 

“Me ilusiona saber por dónde andarán mis tejidos, nunca pensé que estarían por distintos lugares. Yo sentía que no valían para nada, ahora veo que tenían un gran valor. Me siento re contenta”.

 

Margarita es un ejemplo inspirador para otros emprendedores al demostrar que es posible producir y a la vez ser consciente de y respetar el entorno natural. Su historia es un recordatorio de que las pequeñas acciones pueden tener un impacto significativo en la sociedad y el mundo.