Así como Argañaraz inauguró Campo Alegre, la existencia del Parque abrió un nuevo panorama a los parajes cercanos. Algunos de sus vecinos ahora guían excursiones en kayak, otros guían avistaje de fauna por los complicados caminos del bosque o trabajan en el glamping recientemente inaugurado en el corazón del Impenetrable.
Entre ellos está Pablo César (28), quien ha convertido una vida de experiencia entre matorrales y pantanos en una profesión: ahora es guía de kayak, “Puedo trabajar y compartir mis conocimientos de flora y fauna con los visitantes por primera vez. Esta oportunidad ha hecho que todo sea diferente para mí, ya que puedo crecer económicamente sin tener que irme del lugar donde nací, crecí y quiero seguir viviendo. Además, se ve que toda la comunidad está unida, incluso tenemos una asociación formal para darle un marco legal a nuestros proyectos”
César y muchos otros han sido capacitados por personal de la Universidad Nacional del Nordeste (UNNE) y Parques Nacionales. El investigador de la UNNE Luis Ariel Pellegrino estudia este bioma desde hace casi dos décadas y participó de la capacitación. “Los jóvenes de las comunidades asisten a los talleres y son capacitados por los cuidadores. Siempre muestran entusiasmo porque toman esto como una capacitación para su futuro laboral”, dice.
Paralelamente, ONG como Rewilding Argentina también juegan un papel importante en el desarrollo de los parajes. Constanza Mozzoni, Responsable Local de Comunidades de la fundación, ya lleva dos años entre familias locales, “Buscamos que sean los pobladores quienes brinden servicios de gastronomía, caminatas, kayak y avistamiento de vida silvestre, entre otros. Nuestro objetivo es que todos ellos se beneficien de la naturaleza y se conviertan en los primeros Guardianes de la Vida Silvestre a través de los servicios que ofrecen”
El plan llega justo a tiempo para El Impenetrable nuevas generaciones. La hija mayor de Zulma Argañaraz, Gloria Villada (18), quien ayuda a su mamá con las comidas, dice: “Antes la mejor opción para nosotros era irnos después de terminar la primaria, como lo hicieron algunos de mis primos y amigos. Después de estos años, he visto como mejoró nuestra economía y me da gusto quedarme y ofrecer lo que más me gusta de este lugar, como artesanías en madera o empanadas de charqui”.